El Palacio Postal, cuando se mantiene viva la elegancia

Podríamos pasarnos días enteros caminando y hablando de los edificios del Centro Histórico, eso ya ha quedado claro, pero lo que me interesa es revisitar algunos en particular que han estado ahí desde hace mucho tiempo y pocas veces apreciamos. Como suele pasar, nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde y no me gustaría que tuviera que venirse abajo el Palacio Postal para hacer un recuento del por qué estaba ahí.




Este es uno de los grandes estandartes arquitectónicos del Porfiriato, su diseño es un poco difícil de encasillar, sin embargo podemos notar la enorme influencia francesa que se plasmaba en muchas obras de este tipo por orden de quien era presidente entonces, lo cual no es ningún secreto.

Años antes de que este increíble edificio luciera así de bonito, era el Hospital de Terceros de San Francisco, que fue obra de la orden franciscana y la cual se levantó en 1761. Y aunque sobrevivió a muchos eventos históricos incluida la guerra Independencia, en 1900 se vino abajo finalmente.



El arquitecto responsable de la obra fue el italiano Adamo Boari, que también estuvo involucrado en la construcción del Palacio de Bellas Artes. La obra tomó un aproximado de cinco años en concluirse, pues la primera piedra, la cual colocó Porfirio Díaz, se puso en 1902 y en 1907 se inauguró. El acto con el que se hizo fue con el envío de dos tarjetas postales con la imagen del ya concluido Palacio Postal.



Si tienes el tiempo suficiente, te recomiendo poner atención a los detalles, al reloj alemán que pretende coronar la estructura, a los pequeños motivos de tipo gótico y al increíble tragaluz que mantiene iluminado el edificio durante el día. Esto sólo nos hace preguntar si es que alguna vez se volverán a construir edificios de esa naturaleza, que a la postre merezcan llamarse obras de arte.

Abraham Cababie Daniel

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"La alegría simple de tomar una idea en tus propias manos y darle la forma apropiada es emocionante”, es una de frase de George Nelson que me fascina, porque es exactamente lo que ocurre en mi labor como desarrollador.

La arquitectura va más allá de una simple disciplina que además de diseñar, proyecta y construye alguna edificación, es todo un arte de visualizar un espacio vital, y digo vital porque es realmente necesario construir para nosotros un presente, pero más importante, un futuro para los nuestros.

Los grandes edificios y departamentos se construyen y se habitan. Las grandes plazas y centros comerciales se planean, se levantan y se disfrutan. Las obras arquitectónicas se aprecian, se discuten, pero nada de lo que planeamos y construimos se olvida.


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